La esperanza comienza con un hogar 

Imagine a una familia que ha perdido su hogar, e incluso a sus seres queridos, en un conflicto o tras una catástrofe. Ahora  además se ven forzados a  enfrentarse a sus traumas del pasado y a un futuro incierto. 
¿Cómo es posible recuperarse de una situación así? 

Hay que empezar con las cosas pequeñas que muchos de nosotros damos por hecho: tener un espacio privado con una puerta y cerradura por la noche. Paredes que no confinen, pero que nos mantengan seguros. Un lugar donde procesar experiencias horrendas y donde poder recuperarse. Un lugar para hablar, pensar y reír libremente, donde los antiguos hábitos puedan volver a surgir y donde puedan crearse otros nuevos, aunque sea de forma temporal. 

Nuestros refugios proporcionan la base para una vida con dignidad y esperanza durante el periodo de desplazamiento a las personas vulnerables que se ven empoderadas al  poder participar en su propio proceso de refugio.

Los refugios pueden personalizarse y adaptarse mediante el uso de materiales locales y otros objetos antiguos y olvidados, como telas, tablas y arcilla. Las ventanas se pueden colocarse en distintas posiciones y los porches se pueden decorar emulando  una vida anterior.

Los refugios proporcionan aliento y representan la persistencia de sus ocupantes, que luchan para  seguir adelante durante días o, en ocasiones, años. Y finalmente, un día, las familias que durante un tiempo residieron en el refugio se irán y continuarán su viaje  persiguiendo sus sueños, pudiendo centrarse en la esperanza de lo que les depara el futuro.